El estrés es una situación de ansiedad desproporcionada. Se provoca generalmente, por presiones externas mantenidas en el tiempo. Es sinónimo de tensión física, mental o emocional.
El estrés puede presentar varias complicaciones en el organismo provocando depresión, ansiedad, dolores de cabeza, indigestión, palpitaciones y nerviosismo entre otras.
El estrés crónico, un enemigo muy silencioso
Todas las personas pueden tener estrés y hay factores que pueden hacer que este se vuelva crónico. No se trata de un mal que afecta únicamente a empresarios y ejecutivos de multinacionales o a aquellos que tienen un empleo muy rutinario en medio de la ciudad más caótica del mundo. Las amas de casa, los estudiantes, los independientes o autónomos y los comerciantes, solo por citar algunos, también pueden padecer la “enfermedad del siglo XXI”.
Al formar parte de la sociedad moderna, hay veces en las que no lo tomamos tan en serio como deberíamos. Puede tener una influencia más que negativa en nuestro rendimiento y en nuestra salud. El estrés es necesario (cuando está en los niveles normales), pero el problema surge cuando hay un exceso.
Se dice que el estrés es un enemigo silencioso porque no ataca directamente o en un solo ámbito. Se va gestado de a poco en el organismo hasta que en un momento nos da “el golpe por la espalda”.
Así como tus músculos y órganos necesitan descansar, tu mente también precisa de un respiro. No basta con dormir un rato, sino que hace falta una técnica más intensiva para eliminar el agotamiento (el signo más conocido del estrés).
Si te falta definición, concentración, memoria o rendimiento, puedes estar sufriendo de estrés crónico. Algunas de las situaciones más frecuentes que desencadenan este problema son:
Entornos caóticos.
Esperas inesperadas.
Interrupciones constantes.
Muchas tareas.
Relaciones tensas.
Inseguridad.
Problemas económicos.
Peleas en la pareja.
¿De qué manera se puede revertir el estrés crónico?
Las técnicas para reducir el estrés crónico son similares a las del estrés común, sólo que quizás la urgencia de conseguir efectos es otra. Solamente podemos descansar la mente como corresponde si “bajamos varias revoluciones”, como se dice popularmente.
Ahora bien, es preciso realizar una terapia integral con todas las técnicas, o la mayoría de ellas, para que el efecto sea más rápido y eficaz. No existe por el momento una medicina que nos sirva para reducir el estrés crónico, ni natural ni química.
Maneras de eliminar el estrés crónico
1. Hacer deporte: Una de las mejores formas que tenemos a disposición para quitarnos el exceso de estrés es haciendo ejercicio. Sí, ya sabemos que no tendrás muchas ganas de ponerte a andar en bicicleta, apuntarte a un gimnasio o trotar en el parque, pero es justo y necesario.
Con el ejercicio te cansarás más, pero también liberarás endorfinas, la llamada “hormona de la felicidad”. Además, como vas a estar molido por la actividad física, por las noches dormirás plácidamente, dejando de lado el insomnio. No importa qué disciplina elijas, puede ser una moderada o una de alto rendimiento. Verás que al regresar a casa después de una clase o sesión de ejercicio te sentirás más renovado.
2. Reír: Otra vez tenemos que nombrar a la hormona de los que están contentos. Al reír a carcajadas (no vale solo una sonrisa de compromiso), te sentirás mucho mejor y podrás disfrutar de muchos beneficios como un mejor ritmo cardíaco, mayor irrigación sanguínea, función pulmonar, etc.
Tu piel también empezará a lucir más luminosa, renovarás energías y te sentirás como nuevo. Prueba mirar una película divertida, escuchar chistes o jugar a las cosquillas con tus hijos. El estrés empezará a reducirse como por arte de magia.
3. Comer de manera saludable: La alimentación tiene mucho que ver con cómo nos sentimos se dice que somos lo que comemos). Los alimentos con harina blanca, los edulcorantes artificiales, la comida rápida, los refrescos, los dulces y los fritos no ayudan para nada a mejorar la situación. Deberíamos evitar toda esta “comida” que hemos nombrado y, en lo posible, eliminarla de la dieta diaria.
Elige las frutas en lugar de los postres muy azucarados y los vegetales antes que las hamburguesas o las pizzas. Prefiere el agua antes que los refrescos, las infusiones de mejorconsalud.com hierbas al café y los cereales integrales mejor que los refinados. A su vez, está comprobado que consumir semillas de quinoa, trigo y mijo nos ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre, algo que también puede desequilibrar el estrés.
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4. Desconectar: No podemos estar “enchufados” las 24 horas del día, ni tampoco sobreestimulados con todos los dispositivos que nos rodean. No hace falta irse a una isla desierta durante un año para desconectarse.
Puedes, por ejemplo, dejar el móvil en otra habitación mientras comes o duermes, no mirar televisión antes de dormir, evitar el uso de los videojuegos o del ordenador un rato antes de ir a la cama, no usar el Internet cuando estamos de vacaciones y dejar los problemas laborales en la oficina.
Tómate el tiempo que precisas para hacer lo que te gusta, como leer, hacer deporte, jugar con tus hijos, ir al cine o al salón de belleza.
vía: mejorconsalud.com